lunes, 15 de abril de 2019
CAPITULO 88
Desperté con miedo de encender la televisión y ver malas noticias, trágicas, las peores. Todavía en la cama y con los ojos hinchados, más por el llanto que por el sueño, encendí la tele. Busqué un canal de noticias, pero en éste empezaba la información meteorológica. Salté al siguiente canal de noticias: nuevas medidas económicas; el siguiente, noticias sobre espectáculos. Ya en mi quinto intento, di con un periodista que recordaba a la audiencia que en unas horas se realizaría el Gran Premio de España. Con un gráfico de la FIA de fondo, recordaron la parrilla de salida. Pedro Alfonso, Haruki Sasaki, Martin da Silva,
George Bay... la lista seguía hasta la vigésimo segunda y última posición.
Por lo visto, de lo sucedido la noche anterior en el circuito nadie tenía ni idea. No comentaron absolutamente nada del estado de salud de Pedro, por lo que respiré aliviada. Si no decían nada era porque Pedro estaba bien.
Me levanté de la cama, aparté las cortinas y vi que hacía un día radiante. Un estupendo amanecer sobre Cataluña.
Pegué la frente al cristal de la ventana y cerré los ojos.
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