miércoles, 1 de mayo de 2019
CAPITULO 141
Resultó que el coche que nos esperaba fuera del área de trabajo de los equipos, con chófer y todo, no era uno cualquiera, sino uno elegante que gritaba dinero hasta en las manijas de sus puertas, una de las cuales el chófer abrió para nosotros.
—¿Adónde me llevas? —le pregunté cuando todavía no me había acomodado en el asiento, después de que él entrase en el vehículo que el chófer rodeaba por la parte delantera para ir a ubicarse otra vez detrás del volante.
—A celebrar nuestro primer aniversario —me contestó sonriente.
El conductor ocupó su lugar.
—Sí, eso lo tengo claro. Mi pregunta es adónde; es que realmente no tengo muy buena pinta... podríamos pasar antes por el hotel para que me cambie.
—No precisas cambiarte de ropa ni nada, a mí me gustas así. Bueno, me gustas más cuando no llevas nada, pero eso lo dejaremos para después de la cena.
La parte baja de mi abdomen vibró ante sus palabras.
Pedro se acercó entreabriendo los labios. Su boca quedó flotando sobre la mía, tentándome, enloqueciéndome y seduciéndome como cada vez que lo tenía en frente.
—No te preocupes, es un lugar sencillo que no requiere de galas.
—Tú te has arreglado y perfumado —protesté.
—Tú no necesitas perfumarte ni nada más.
—Pedro...
—Nada de peros. Es una noche en la que seremos nosotros dos; no necesitamos nada más.
—Si hasta llevo la chaqueta del equipo; no puedo andar por la calle así, y aún menos que ir a cenar.
—Ten —dijo, y comenzó a bajar los hombros y estirarse para quitarse su chaqueta de cuero.
—Me perderé dentro de tu chaqueta.
—Mejor, así nadie más que yo podrá encontrarte.
—Tonto... —Una de mis manos llegó a su cuello y mis labios a los suyos. Pedro tenía la chaqueta de cuero todavía colgando de los antebrazos—.
También me gustas mucho cuando no llevas nada —le susurré al oído después de acariciar la piel de su mejilla con mis labios.
—Eso que haces me provoca saltarme la cena.
—Nada de eso, que ahora quiero ver dónde me llevarás.
Pedro atrapó mis labios con los suyos, poseyendo mi boca una y otra vez.
—Es un lugar pequeño e íntimo que me recomendaron; preparan comida típica de aquí y se supone que es tranquilo. No es muy lujoso, pero...
—Tú eres mi mayor lujo; no necesito nada más que tu compañía para sentirme la persona más rica del mundo.
—Cuánto elogio.
—Feliz cumplemes, amor.
—No me parece que lleve un mes amándote, sino toda una vida.
—Exageras.
—No —susurró dentro de mi boca—. Es como si toda mi vida hubiese estado enamorado de ti y lo hubiese descubierto cuando te tuve delante por primera vez. De haberlo sabido antes, habría salido en tu búsqueda, así hubiese tenido que perseguirte por todos los países que visitaste antes de llegar a mí.
—No necesitas perseguirme, campeón, ya estoy aquí.
Volvió a besarme y luego me ayudó a ponerme la chaqueta.
El chófer nos guio por las calles de Bakú, enseñándonos su cara más bella a la luz de la noche. De cualquier modo, parecía difícil encontrarle un perfil feo a la ciudad, porque todo allí era un despliegue de luz cargada de misterio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario